Mandrake, el mago


Mandrake transgredía todas las leyes de la física con un solo pase de manos, pero no las que regían al gusto y refinamiento de su época, aunque, a diferencia de un "ciudadano" (en el más arcaico sentido democrático de la palabra) común, no tenía un simple descendiente afro como criado, sino un príncipe de alguna ignota nación que posponía sus deberes políticos y su vida toda para seguir las órdenes de su ecepcionalmente dotado amo. Órdenes cuya finalidad demostraba a las claras ser incapaz de preveer, dadas además en un idioma que nunca logró aprender del todo: Lothar. todo un gobernante tercermundista...

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